Estos preciosos mastines vinieron a recibirme cuando después de una pesada subida de unos 600mt de desnivel, llegaba a la base del pico Urbión, ellos se encontraban en el collado tomando los primeros rayos de sol, y cuando me oyeron resoplar vinieron ladrando y trotando “alegremente” hacia mí, os lo podéis imaginar, jueves 08:00 de la mañana, ni dios por los alrededores y 5 mastines llenos de júbilo y alegría dirigiéndose hacia mi…., al final el diálogo y la familiaridad, parece ser que los transformó en perros menos salvajes. Tuve que pasar 2 veces mas por la zona donde se encontraban, pero la última vez como la niebla no dejaba ver mas allá de 5 mt y el viento lo llevaba a favor no me encontraron, y suerte tuve yo de encontrar el camino de regreso.