Paseando temprano por la ciudad he podido ver a un grupo de personas leyendo algo en una marquesina del BUS. Al acercarme no he podido dejar de sorprenderme, no era publicidad lo que tan atentamente estaban leyendo, alguien se ha expresado de una forma contundente, tenia algo que decir y realmente ha hablado, hoy llegará su mensaje a mucha gente.
Me ha alegrado poder vivir en un país en el que la libertad de expresión sea tan normal, y que sea REAL, claro que puedo imaginarme algún critico con las opiniones del autor anónimo, intentando arrancar las palabras de la marquesina, pero limitados siempre los habrá.
Quizás los anunciantes de la marquesina, denunciaran que sus anuncios quedan en un segundo plano e indicaran a la agencia de publicidad que contacte con el servicio de limpieza del ayuntamiento por verse afectada su inversión y en fechas tan señaladas.
Independientemente del contenido, en el que se puede estar de acuerdo o en contra (a parte de mil posiciones intermedias), el hecho de que una persona anónima tenga algo que decir y lo diga con palabras planas, sinceras, sin los cientos de requiebros dialécticos a los que estamos acostumbrados, es de agradecer.